De John Main OSB, “Crecer en Dios,” EL CAMINO DEL NO SABER (Nueva York: Crossroad, 1990), pp. 79-81.
¿Cuál es la diferencia entre la realidad y la irrealidad? Creo que una manera de entenderlo es ver la irrealidad como el producto del deseo. Una cosa que aprendemos en la meditación es a abandonar el deseo, y lo aprendemos porque sabemos que nuestra invitación es vivir completamente en el momento presente. La realidad exige quietud, silencio y presencia. Y ese es el compromiso que hacemos al meditar. Como todos pueden encontrar en su propia experiencia, aprendemos en la quietud y el silencio a aceptarnos tal como somos. Esto suena muy extraño para los oídos modernos, sobre todo para los cristianos modernos que han sido educados para esforzarse ansiosamente: “¿No debería ser ambicioso? ¿Y si soy una mala persona, no debería desear ser mejor?”
La verdadera tragedia de nuestro tiempo es que estamos tan llenos de deseos de felicidad, de éxito, de riqueza, de poder, lo que sea, que siempre nos estamos imaginando como podríamos ser. Raramente llegamos a conocernos a nosotros mismos como somos y a aceptar nuestra situación presente. La sabiduría tradicional nos dice: sabe que eres y que eres tal como eres. Puede ser que seamos pecadores y si lo somos, es importante que lo sepamos. Pero mucho más importante para nosotros es saber por nuestra propia experiencia que Dios es el fundamento de nuestro ser. . . Esta es la estabilidad que todos necesitamos, no el esfuerzo y el movimiento del deseo, sino la estabilidad y la quietud del arraigo espiritual. Cada uno de nosotros está invitado a aprender en nuestra meditación, en nuestra quietud en Dios, que ya tenemos todo lo que es necesario. [...]