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El regalo del discernimiento

Un extracto de Laurence Freeman OSB, Meditación, en JESÚS EL MAESTRO INTERIOR (Londres: Continuum, 2000, p. 210):

Uno de los frutos de la meditación es el don del discernimiento. Discernimiento sobre lo que los medios de comunicación nos están haciendo y diciendo, y sobre cuándo apagar la pantalla. Al crear el espacio de soledad mediante la práctica diaria, la meditación protege la dignidad de la privacidad individual. Como resultado, también desarrolla los valores sociales de la libertad personal y la participación responsable en la toma de decisiones de la sociedad. La pasividad y el fatalismo que puede crear la saturación de los medios son desafiados por la meditación, aunque solo sea porque las personas sabias son menos fácilmente engañadas.

Meditamos en este mundo. Nuestra decisión de meditar representa un compromiso para participar de manera responsable incluso en un mundo que parece volverse loco. La meditación entrena el discernimiento y limita la intolerancia. Enseña fidelidad a la comunidad del verdadero Ser, protegiendo así la dignidad humana. Cada vez que nos sentamos a meditar, llevamos nuestra propia carga y la del mundo a la labor de la atención. Es una manera de amar al mundo del que formamos parte y de contribuir a su bienestar. Precisamente porque es una forma de soltar nuestro ego, la meditación nos ayuda a reconocer y compartir la carga de la humanidad.

Después de la meditación: True North de Annie Lightfoot en IRON STRING (Monmouth, OR: Airlie Press, 2013), p. 67.

Norte Verdadero

Eres la primera brújula, tú la aguja y la piedra, el agua y el cubo. Eres el tirón de las millas, la fuerza que gira, y tú, al final, la certeza que sigue a tu propio punto plateado. Eres la vela sobre la pequeña embarcación, su ángulo y deriva, la noche y la negrura de los vientos. Eres la cabeza inclinada, el dar y el cesar, tú el brillante tejido y la amabilidad de las manos.
Eres cada ciudad y cada calle, tú el vigilante nocturno y también el joven pastor, tú el miedo agudo, tú el corazón que llega ileso. Muchas cosas son verdad, y esta es una:

Tú estabas en el gran árbol por la mañana. Tú fuiste quien observó
el tiempo verde desplegarse. Tú estuviste y estás ahí durante toda la canción.

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