(…) si no puedes controlar tu lengua, entonces realmente tampoco has comenzado a controlar tu mente. Está la lengua, que es parte del cuerpo, pero también está el silencio del cuerpo, por eso nos quedamos quietos en la meditación, y somos cuidadosos con los ruidos que hacemos durante el tiempo de meditación. Si no puedes controlar tu mente, no podrás pasar a ese nivel del espíritu, el silencio del espíritu.
La experiencia de ser, Laurence Freeman OSB