Un extracto de Laurence Freeman OSB, El Temor a la Muerte, MEDITACIÓN CRISTIANA Y SILENCIO/THE SELFLESS SELF.
La ira, y el miedo del que surge, es todo lo contrario a la meditación. La ira más profunda proviene de nuestro más profundo temor a la muerte. Pero también proviene de toda clase de causas secundarias, de todo lo que conforma nuestra historia psicológica. Cuando meditamos y dejamos de lado la ira, no es necesario preocuparnos por su origen en ese momento. Lo que realmente importa es que la estamos eliminando. . . Lo importante es que el amor activo en la fe del mantra expulsa la ira del corazón. [. . . .]
Al decir el mantra, estamos aprendiendo a estar arraigados en el Espíritu universal, el Espíritu que Cristo ha soplado en nosotros, el Espíritu por el cual Cristo vive en nosotros. Comenzamos a meditar con una gran ventaja si comenzamos con una fe desarrollada porque comenzamos siendo capaces de entender que la ira es expulsada por el poder del amor. . . Cristo, fortalecido por el Espíritu, puede eliminar la ira porque él es aquel que ha vencido el miedo original a la muerte y ahora tiene el poder para liberarnos de esa angustia. . . [En palabras de 1 Juan 4:16], Dios es amor; el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él.