La meditación es una forma antigua de oración. Su objetivo es llevar la mente distraída al silencio y la quietud, y descansar en la presencia de Dios. Incluso en nuestras ocupadas vidas modernas esto es posible.
Esta forma de oración es sencilla y pacífica.
“Cuando meditamos nos quedamos quietos, en cuerpo, alma y espíritu, totalmente abiertos a la presencia de Dios, y sabiendo que esa presencia es amor puro, gentileza pura, perdón puro. En esa presencia nos convertimos en lo que realmente somos: creados por Dios, redimidos por el amor de Jesús, templos del Espíritu Santo. En esa experiencia, nos hacemos totalmente libres, libres para ser nosotros mismos, libres para amarnos a nosotros mismos, a nuestro prójimo y a Dios“. John Main OSB
La meditación nos lleva al corazón de la fe cristiana.