Nuestro viaje de meditación a través de estos diferentes niveles de silencio, por los cuales progresamos al escuchar el mantra, inevitablemente nos llevará a encontrarnos con obstáculos. Y estos nos ralentizarán, nos molestarán, parecerán una pérdida de tiempo, te irritarán o te asustarán. Son muy grandes, pero se pueden mover. Y el propio trabajo del silencio es, en realidad, lo que los mueve, lo que los disuelve. Hay momentos en que el trabajo del silencio no parece ser muy productivo, fructífero, agradable o fácil. Por eso necesitamos una tradición, necesitamos una sabiduría más grande que nosotros mismos, más grande que nuestra propia experiencia, y necesitamos unidad, necesitamos amigos, compañeros peregrinos que nos ayuden a seguir adelante. Necesitamos ser capaces de confiar y comprender nuestra propia experiencia.
La experiencia de ser, Laurence Freeman OSB