Ninguna vida está exenta de problemas, y cuando identificamos o nos sentimos oprimidos por los problemas en nuestra vida, deseamos estar en otro lugar. Miramos a otras personas y pensamos: “Ah, Ellos no tienen las dificultades que yo tengo”. Y se necesita sabiduría para entender que debes crecer donde has echado raíces. Tienes que aprender que esos momentos en los que practicamos la no-acción, como en el Tao, son nuestros momentos de meditación. Son esenciales para que podamos permanecer enraizados. El trabajo del Reino también debe continuar. No se trata solo de lidiar con nuestros problemas, sino que también debemos confrontar las Fuerzas Oscuras, la cancelación del espíritu, tal como lo hace Jesús.
Homilía del 9 de junio de 2024, Laurence Freeman OSB