Somos santos. Pero no es nuestra propia santidad. La fuente de esa santidad es Aquel que es santo, el único que es santo, el que dice: “Yo soy el que soy” (Éx 3,14). Creo que es útil recordar esto porque nos recuerda que no tenemos que lograr nada. ¿Qué tan cerca está el Reino de Dios en realidad? Jesús dijo que no está lejos de nosotros; solo está a un paso. No es algo tan distante o difícil; simplemente tenemos que darle una oportunidad. Y la oportunidad que le damos es permitir, a través de la práctica de la meditación, que la mente se calme.
La experiencia de ser, Laurence Freeman OSB