Pareciera algo extraño tener que crear espacio para Dios. Después de todo, estamos inmersos en Dios; no hay espacio en ninguna parte que no esté en la presencia de Dios. Como dice en el Salmo 139 ¿A Dónde huiría lejos de tu presencia?
La realidad es que tenemos tantas cosas flotando en nuestro cerebro, tantas cosas que imaginamos que tendríamos que atender y nuestra atención ya está muy dividida. Nos hemos vuelto muy hábiles en la multitarea, tanto que podríamos darle un buen uso a esta habilidad.
El secreto es adorar a Dios en espíritu y en verdad. Dios nos está prestando la máxima atención siempre; tanto a nuestros corazones como a nuestras actividades.
Tenemos abundante evidencia histórica de que los primeros cristianos hicieron una práctica firme de orar en la madrugada.
Cuando tomamos la disciplina de meditar por la mañana y tomar algún tiempo para leer y reflexionar sobre un pasaje de las Escrituras, es más probable que recordemos que Dios está con nosotros. Es tan asombrosamente simple dirigir nuestra atención a la realidad de esta Presencia. Piensa en cómo somos capaces de ser conscientes de la presencia de los demás … o la ausencia de alguien que amamos.
¿Cómo hacemos para cultivar esta disciplina? Meditamos fielmente cada mañana y alguna otra hora del día, aunque tenga que ser dos veces por la mañana. Luego hacemos una oración que nos recuerde la realidad de que Dios nos está mirando con amor en cada momento de cada día.
Cuando meditamos necesitamos darle atención a todo nuestro corazón de la misma manera que lo haríamos si estuviéramos tratando de hacer alguna tarea física difícil que requiriera una atención total para que no caigamos. Piensen en los marineros o en los capitanes de algunos navíos cargueros que suben y bajan desde una escalera de cuerda desplegada por el borde, Ellos saben que tienen que estar totalmente atentos a la altitud, al golpeteo de las olas, a la manera como agarran la escalera, a la posición de sus manos y sus pies, y así no caen en el mar! O incluso no caen en el borde del barco que los recibe abajo. Dar esta atención a la meditación, gradualmente, alerta a todo nuestro ser. Luego más y más a lo largo de nuestro día, seremos capaces de dar todo a Aquel que nos Ama.
Hna. Elizabeth Hillmann